Mi vecina vino a mi casa completamente enfadada, está harta del ruido que hacemos por las noches e incluso ya está dispuesta a denunciarme a la policía si seguimos sin cambiar nuestros hábitos, pero conociendo la fama de golfa que tiene en todo el vecindario, me bastó con enseñarle mi polla erecta para que se olvidara del ruido y se le quitara el enfado al instante. Eso si, me tuve que esforzar al máximo para darle placer, porque esta mujer es de armas tomar y está muy acostumbrada al sexo anal más salvaje.